
La educación financiera en Argentina ha experimentado una evolución significativa en las últimas décadas. Antes del año 2000, los conceptos financieros apenas se trataban en el currículo escolar, limitándose a nociones básicas de matemáticas aplicadas sin un enfoque práctico hacia la gestión financiera personal.
En 2008, tras la crisis financiera global, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lanzó sus primeras iniciativas de educación financiera, aunque estas estaban principalmente dirigidas a adultos. No fue hasta 2012 cuando el Ministerio de Educación, en colaboración con entidades financieras, comenzó a implementar programas piloto en escuelas secundarias de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
El verdadero punto de inflexión llegó en 2015, con la aprobación del Plan Nacional de Educación Financiera, que estableció por primera vez un marco formal para incorporar estos contenidos en las escuelas. Entre 2016 y 2019, se desarrollaron materiales didácticos estandarizados y se capacitó a más de 5,000 docentes en todo el país.
Actualmente, los programas de alfabetización financiera están presentes en aproximadamente el 35% de las escuelas argentinas, con una cobertura desigual entre provincias. Las regiones metropolitanas muestran mayor implementación, mientras que las zonas rurales y de menor desarrollo económico continúan enfrentando desafíos de acceso a estos programas educativos.